Un espacio para colgar citas de teología, clasificadas por etiquetas para manejar a modo de base de datos.

La fe: conversión y conocimiento

| jueves, 30 de noviembre de 2006
La fe es una totalidad extremadamente rica. Cabe distinguir en ella, pero guardándose de separarlos, aspectos diferentes que integran esa totalidad. En particular, comporta, lo mismo que la palabra de Dios a la que responde como nuestro "amén", un aspecto noético y un aspecto dinámico. En ella, el Evangelio de la salvación es aceptado y conocido, y opera. Según esta doble linea es como ella constituye "el fundamento de las cosas que se esperan y un convencimiento de las cosas que no se ven" (Heb 11, 1). Está claro que su aspecto noético (fides quae creditur) sitúa la fe en el plano de una ortodoxia de Iglesia, plano de la realidad colectiva, objetivable y comunicable, en tanto que su aspecto existencial de principio de conversión y de salvación (fides qua creditur) depende de la vida personal. Pero ambos no podrían ser disociados: se unen en la profesión de fe del bautismo, en la que uno se ofrece a la catequesis de la Iglesia para comprometerse, por la gracia regeneradora de Dios, en el camino de la vida eterna. El Dios vivo revela y promete, la fe en el Dios vivo conoce y compromete.
(Y. Congar, "La Fe y la Teología", 109)

Obsolescencia

| lunes, 27 de noviembre de 2006
Es ridículo vivir cien años y ser capaces de recordar únicamente treinta millones de bytes. Recordamos menos de lo que cabe en un disco compacto. La condicion humana se está volviendo realmente obsoleta a cada minuto que pasa.
(Marvin Minsky, matemático, profesor del M.I.T., publicada en Microsiervos)

La lealtad

| domingo, 26 de noviembre de 2006
La causa del hombre leal es su causa, en virtud de la decisión de la voluntad. Su dedicación es suya, porque él mismo la ha elegido y hecho propia. Su dedicación es además práctica. Hace algo concreto, que sirve a su causa. La lealtad no es nunca simple emoción. La inclinación y el afecto pueden acompañar a la lealtad, pero nunca constituyen su núcleo. La entrega del hombre leal implica una suerte de sumisión de los deseos naturales a la causa elegida. Lealtad sin autocontrol y disciplina no es posible. El hombre leal sirve. Es decir, no se limita a seguir sus impulsos. Está atento a su causa e ideal como guías, que le dicen en todo momento lo que debe hacer.
(Royce, "The Philosophy of Loyalty", 59)

Sobre la libertad

| jueves, 23 de noviembre de 2006
«También la libertad estará mediada siempre por la realidad concreta del espacion y del tiempo, de la corporalidad, de la historia del hombre. Una libertad que no pudiera aparecer en forma mundana, sin duda no sería ninguna libertad que nos interesase de manera especial, y tampoco una libertad tal como la entiende el cristianismo. Pero habremos de distinguir siempre entre la libertad en el origen y la libertad tal como pasa a través del mundo y de la existencia corporal y así se media consigo misma… Donde se entiende realmente la libertad esta no es la facultad de poder hacer esto o lo otro, sino la de decidir sobre sí mismo y hacerse a sí mismo. Naturalmente esto no puede entenderse de nuevo en un sentido amundano, ahistórico y asocial, sino como la formalidad bajo la cual puede aprehenderse y expresarse la esencia de la libertad… el hombre vuelve a estar confiado a sí mismo, incluso cuando quiere renunciar a sí mismo en las antropologías empíricas. Pero él no se zafa de su libertad, y la pregunta sólo puede ser cómo él se interpreta a sí mismo (y esto de nuevo libremente)… el verdadero concepto de salvación no significa una situación futura que se precipita sorprendentemente sobre el hombre desde fuera a manera de una cosa, ya en forma agradable, ya en forma desagradable cuando se trata de la perdición, o que se le atribuye en virtud de un juicio moral. Significa más bien el carácter definitivo de la verdadera autointeligencia y de la verdadera acción propia del hombre con libertad ante Dios por la aceptación de la propia mismidad, tal como se le abre y transfiere en la elección de la trascendencia interpretada con libertad. La eternidad del hombre sólo puede entenderse como la autenticidad y el carácter definitivo de la libertad que ha consumado en su tiempo. A toda otra cosa sólo puede seguirle el tiempo pero no la eternidad, la cual no es lo contrario del tiempo, sino el carácter consumado del tiempo de la libertad… El hombre no es simplemente un ser vivo biológico y social, que desarrolla esta peculiaridad suya en el tiempo, sino que su subjetividad y libre autointerpretación personal se produce precisamente mediante su mundanidad, temporalidad e historicidad o mejor: a través del mundo, del tiempo y de la historia… Si la historicidad del hombre -y precisamente por ello su historia concreta- es un momento constitutivo interno del sujeto espiritual y libre, entonces tampoco puede omitirse la historia en la pregunta de la salvación como pregunta al sujeto en cuanto un todo uno en su libertad. El hombre debe operar la salvación en la historia en cuanto la encuentra allí como previamente dada y la acepta. Si la historicidad es un existencial del sujeto mismo, entonces tiene que haber historia de la salvación y de la condenación porque ha sido impuesta a la libertad la pregunta de la salvación o bien, a la inversa».
(K. Rahner, "Curso fundamental sobre la fe", 61-62)

Conocer implica creer

| miércoles, 22 de noviembre de 2006
"Quien quiera saber, ha de creer"
(Aristóteles, "De sophisticis elenchis" 2,2)

El valor de los dogmas

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"Una volta chè questa verità ci sia presentata come l'eterno Amore, il quale però sopravviene a noi e interpella noi -creature temporale-, le articulazioni fondamentali della cosiddetta "dottrina" cristiana -Trinitá, Incarnazione, Croce e Risurrezione, Chiesa ed Eucaristía-, non diventano allora le irradiazioni inmediate del suo nucleo ardente?
Come potrebbe essere eterno Amore, Dio, l'Uno e l'Assoluto, se non fosse uno e trino?
E come lo potrebbe essere se non dimostrasse al mondo fino alla fine, nella croce e nell'Eucaristía, questo suo essere l'Amore?, a quel mondo che per amore Egli creó; e se non lo assumesse, nella Chiesa e nella Risurrezione, nella quieta, eternamente, dinamica dello scambio d'amore?
I dogmi non possono essere se non aspetti dell'Amore nel suo manifestarsi che, pur nella rivelazione, rimane mistero; se non lo sono piú, allora ha vinto la gnosi sull'amore, la ragione umana si é impadronita di Dio e in questo momento -dapprima nella Teologia poi nella Chiesa, quindi nel mondo-: Dio é morto".
(H. U. von Balthasar, "Con occhi semplici", 8-9).

Hegel ante el misterio de la cruz

| martes, 21 de noviembre de 2006
En la cruz "se convirtió en lo más alto lo que se consideraba lo ínfimo. Aquí radica la expresión inmediata de la revolución perfecta contra lo existente, contra lo que se considera válido. Convirtiendo la deshonra de la existencia en el supremo honor, se han atacado, cuarteado, deshecho por la base los vínculos de la convivencia humana".
(G.W.F. Hegel, en Kasper, Jesús el cristo, 81-82)

El lenguaje Teológico

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«Según la frase afortunada de Heschel, "la Escritura no es la visión que el hombre tiene de Dios, sino la visión que Dios tiene del hombre. La Biblia no es la Teología del hombre, sino la antropología de Dios que se ocupa del hombre y de lo que éste le pide" Por tanto, el lenguaje teológico no es ya sólo el lenguaje del hombre sobre Dios, sino que es ante todo la explicitación ulterior de un lenguaje de Dios sobre el hombre», (R. Fisichella, “La Revelación, evento y credibilidad”, 348).

El amor de Dios

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"El amor no es un atributo, sino un acontecimiento; y ningún atributo encuentra sitio en él. "Dios ama" no quiere decir que el amor esté en él como un atributo; amar no es la forma fundamental, estable, inmutable de su rostro; no es la máscara rígida que el modelador saca con yeso del rostro del muerto, sino ese juego fugaz e inagotable de la expresión del rostro, ese guiño luminoso, siempre joven, que recorre unos trazos eternos. El amor se niega a hacerse una imagen del amante, ya que la imagen haría que el rostro se endureciera y fuera tan rígido como un rostro muerto. "Dios ama" es el puro presente: el amor mismo no sabe si amará alguna vez; más aún, ni siquiera sabe si ha amado alguna vez. Le basta con saber una cosa: que ama"
(Rosenzweig, "La Estrella de la Redención", 1)

Definición de fe

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Dios escapa de nuestra campo visual...
Significa que el hombre no ve en su ver, oír y comprender la totalidad de lo que le concierne; significa que el hombre no identifica el espacio de su mundo con lo que él puede ver y comprender, sino que busca otra forma de acceso a la realidad; a esta forma la llama fe y en ella encuentra la apertura decisiva de su concepción del mundo. Si esto es así, la palabra credo encierra una opción fundamental ante la realidad como tal; no significa comprender esto o aquello, sino una forma primaria de proceder ante el ser, la existencia, lo propio y todo lo real. Es una opción por la que lo que no se ve, lo que en modo alguno cae dentro de nuestro campo visual, no se considera como irreal, sino como lo auténticamente real, como lo que sostiene y posibilita toda la realidad restante. Es una opción por la que lo que posibilita toda la realidad, otorga verdaderamente al hombre su existencia humana, le hace posible como hombre y como ser humano. Digámoslo de otro modo: la fe es una decisión por la que afirmamos que en lo íntimo de la existencia humana hay un punto que no puede ser sustentado ni sostenido por lo visible y comprensible, sino que choca con lo que no se ve de tal modo que esto le afecta y aparece como algo necesario para su existencia... Sí, la fe es la conversión en la que el hombre se da cuenta de que va detrás de una ilusión, al entregarse a lo visible. He aquí porque la fe es indemostrable: es un cambio del ser, y sólo quien cambia, la recibe.
(J. Ratzinger - "Introducción al cristianismo", 1)